
La patología se puede manifestar de distintas formas, las que se comentan ahora: Forma respiratoria: se muestra con contrariedad para respirar, secreción nasal y tos. Probablemente halla una infección bacteriana secundaria. Forma digestible: consistente en gastroenteritis, con vómitos y diarrea.
La relevancia de la vacunación para impedir el moquillo canino
La manera mucho más eficiente de achicar y impedir la propagación del moquillo viral en nuestro perro es, indudablemente, la puesta en vigor de vacunas concretas. Por ende, es primordial cumplir rigurosamente con el calendario de vacunación de forma anual sugerido por su veterinario.
En el momento en que charlamos de perros chiquitos, los mucho más atacables, lo común es ponerles 3 vacunas para inmunizarles contra el moquillo entre las 6 y las 12 semanas de vida. Tras esa primera oportunidad, la vacuna para el moquillo se inyectará con regularidad una vez por año y como recordatorio.
La vacuna para el moquillo canino
La primera vacuna para el moquillo canino debe administrarse tras el destete y antes que el cachorro se mude a su nuevo hogar y esté expuesto a otros perros. Normalmente se aplica a las cinco o seis semanas de vida, a través de una vacuna trivalente moquillo-sarampión-parainfluenza (las vacunas no son caras y puedes consultarlas en nuestro producto sobre vacunas)
La razón para establecer asimismo una vacuna para el sarampión es que hay un porcentaje de perros chiquitos que no argumentan eficazmente a la vacuna para el moquillo, gracias a la existencia de anticuerpos maternos que anulan el antígeno del moquillo. Gracias a que el virus del sarampión es muy afín al virus del moquillo, puede entorpecer con los anticuerpos de la madre y también inducir una protección parcial contra la patología. Si los anticuerpos de la madre ahora han desaparecido en el cachorro de seis semanas, la vacuna para el moquillo brindará una protección completa.
Sistema inquieto
Estos síntomas son los mucho más peligrosos y los que determinan la etapa final de la patología del moquillo. El perro empieza a engordar, padece espasmos musculares y tics alterados que tienen la posibilidad de ocasionar la parálisis de una de sus patas.
Al tratarse de una patología viral no existe régimen para el moquillo canino, con lo que es primordial en relación sintamos algún síntoma asistir al veterinario. Esto determinará los procedimientos que se deben llevar a cabo para calmar sus síntomas y eludir que el perro padezca, puesto que no existe cura. Para esto, el veterinario puede prescribir antibióticos para supervisar infecciones, fármacos para frenar la diarrea o los vómitos y complementar su dieta para hacer mas fuerte su sistema inmunológico.
¿Cuál es el régimen para el moquillo canino?
No existe régimen para remover el virus cuando ha aparecido. La única terapia que se puede regentar es calmar los síntomas clínicos y limitar la progresión agregada de las infecciones bacterianas que tienen la posibilidad de conducir al moquillo o «moquillo». En el caso de conmociones, se tienen la posibilidad de emplear medicamentos anticonvulsivos y, en el caso de contrariedad respiratoria, se puede calmar la oxigenoterapia.
Es esencial asistir lo antes posible al veterinario, lo antes posible se advierta esta patología y se empiece el régimen, mejor va a ser el pronóstico.
– Sistema respiratorio
Es el síntoma mucho más representativo del virus del moquillo o moquillo canino. Los perros empiezan con secreción nasal, tos y generan secreción ocular (conjuntivitis), normalmente acompañada de hinchazón en los párpados. Esto quiere decir que en ocasiones no tienen la posibilidad de ni abrir los ojos y les molesta la luz.
Tienen contrariedad para respirar gracias a la obstrucción ocasionada por la mucosidad. Si el virus perjudica el pulmón, puede ocasionar neumonitis.